Siempre se ha dicho que las situaciones extremas son peligrosas. Esta expresión también es aplicable a las condiciones climáticas, más aun en nuestra región que cada cierto tiempo tiene que afrontar lluvias muy fuertes como consecuencia de un El Niño y extremas sequias como que la estamos afrontando este verano 2014. En lo que va […]
Por Rodolfo Rodríguez Arismendiz. 28 febrero, 2014.Siempre se ha dicho que las situaciones extremas son peligrosas. Esta expresión también es aplicable a las condiciones climáticas, más aun en nuestra región que cada cierto tiempo tiene que afrontar lluvias muy fuertes como consecuencia de un El Niño y extremas sequias como que la estamos afrontando este verano 2014.
En lo que va de la presente temporada veraniega, solo han llovido 4,5 mm en la ciudad de Piura, cuando en un verano normal, suelen llover alrededor de 65 mm. La cifra actual, grafica claramente la acentuada sequía que estamos atravesando, la cual está causando estragos, principalmente, en la agricultura y la ganadería de la costa norte del Perú.
En esta región, lo que inhibe la formación de nubes y las correspondientes lluvias, entre otros factores, es la baja temperatura del agua de mar del Océano Pacifico frente a su litoral. Esta fría condición oceánica, que se extiende a gran parte de la zona ecuatorial del Pacifico, configura una condición opuesta a El Niño: la que se conoce como La Niña.
Esta situación está en consonancia con las fuertes lluvias que vienen ocurriendo en la sierra y selva sur de Perú y en Bolivia, a través de lo que se llama Teleconexiones climáticas. Cabe esperar que ante una disminución o cese de las lluvias en esas regiones, estas se empiecen a producir en la costa norte del Perú, mediante el mecanismo de Trasvase Andino. En este mecanismo están cifradas las esperanzas de que se pueda revertir la sequía que afecta a nuestra región, en lo que va del año.
Adaptación al cambio climático
Una condición de extrema sequía como la que se vive en la Región, nos debe llevar a una adaptación a las nuevas condiciones climáticas. Es la época en la que se deben diseñar los proyectos y hacer las inversiones para ejecutar obras que permitan adecuar la infraestructura regional, de toda índole, para que afronte un evento de El Niño que seguro se producirá después de una condición de La Niña como la que tenemos actualmente.
Esta adaptación al cambio climático, aplicado a una condición de sequía, desde luego que, exige un manejo adecuado y uso óptimo del recurso hídrico de las cuencas y de los reservorios, así como de la programación de las campañas agrícolas, priorizando aquellos cultivos con poca demanda de agua; y destinar ciertas áreas de la frontera agrícola, exclusivamente, al cultivo de pastizales, de modo que con ellos se atienda al sector ganadero en cualquier situación.
Para afrontar las sequías
Afrontar esta y futuras sequías requiere de acciones a corto, mediano y largo plazo. A corto plazo, y ya con el problema a cuestas, cabe un adecuado manejo del poco recurso hídrico disponible en los reservorios. No hay que insistir en la siembra de cultivos que demanden abundante agua. Atender la falta de pasto para el ganado con pastos provenientes de los valles. De esto último, la Comunidad Campesina de Sechura ha dado un buen ejemplo.
A mediano plazo, es recomendable prestar mayor atención a las tendencias climáticas, pues, en este caso específico, esta sequía ya se vislumbrada desde setiembre del 2013. Al mediano plazo, también, hay que apoyar con recursos a los centros de seguimiento de estas tendencias, para el mejor cumplimiento de su labor de alerta de la variabilidad climática.
A largo plazo, proyectos como el del Alto Piura nos deben ayudar a paliar sequías como la actual. Se debe aprovechar la coyuntura para impulsar su ejecución y las aguas que se trasvasen del río Huancabamba deben ser convenientemente administradas. Los actuales reservorios, Poechos y San Lorenzo, deben ser objeto de una reingeniería para atenuar su colmatación y aumentar su capacidad.